Defensoría del Pueblo emplaza al Estado y sociedad a cumplir sus deberes con la Madre Tierra

Desde el 2010, cuando se promulgó de la Ley 071 de los Derechos de la Madre Tierra, Bolivia fue promoviendo el reconocimiento de la Madre Tierra como ser viviente y sus derechos en nuestro ordenamiento jurídico, fortaleciéndolo con Ley N° 300 Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien, estableciendo siete de ellos: a la vida; a la diversidad de la vida; al agua; al aire limpio; al equilibro; a la restauración; y a vivir libre de contaminación. Desde ese entonces, no se reportaron mayores avances, debido a la sobre explotación de los ecosistemas, contaminación en el agua, el aire, las altas tasas de deforestación, destrucción de ecosistemas, pérdida de biodiversidad, así como la sobre explotación de los recursos.

La institución defensorial recuerda al Estado, en todos sus niveles de gobierno que, una de sus principales obligaciones es “Desarrollar políticas públicas y acciones sistemáticas de prevención, alerta temprana, protección, precaución, para evitar que las actividades humanas conduzcan a la extinción de poblaciones de seres, la alteración de los ciclos y procesos que garantizan la vida o la destrucción de sistemas de vida, que incluyen los sistemas culturales que son parte de la Madre Tierra”, como lo señala, el numeral 1, del artículo 8  de la Ley 071.

En ese contexto, la Defensoría del Pueblo hace un llamado urgente a las autoridades competentes para activar los mecanismos de adaptación y resiliencia para proteger la Madre Tierra, así como a nuestros pueblos y naciones indígena originarias campesina y afroboliviana, considerados como parte de las poblaciones con mayor vulnerabilidad, promoviendo proyectos de desarrollo que respeten la vida en su conjunto.

Finalmente, se emplaza a todas y todos los bolivianos para que, en una actitud  responsable, podamos proteger los derechos de la Madre Tierra, promoviendo el Vivir Bien y en armonía con el medio ambiente, reduciendo actividades que causen la contaminación de los ríos, lagos, lagunas, afectaciones a la flora y fauna en sus ciclos ecológicos, el uso de plásticos y la disposición adecuada de los residuos sólidos, velando así por el bienestar de las futuras generaciones quienes habitarán en nuestra tierra, nuestra casa.